De acuerdo con el Dr. Mark Hyman, la “DIABESIDAD”, es la única gran epidemia global de nuestros tiempos, son personas con obesidad y diabetes propensas a enfermedades del corazón, demencia, cáncer y muerte prematura causada 100% por estilos de vida poco saludables, lo cual quiere decir también que es casi 100% curable.
Irónicamente, es un hecho que las personas gordas están mal nutridas; el niño “dadito” o gordo es un niño mal nutrido y con padecimientos serios y poco comunes para su corta edad. Así es, la gordura es un síntoma de malnutrición entre otras cosas. El problema más grave en esta cuestión de la obesidad como epidemia, radica en que la industria alimenticia nos ha condicionado gradualmente a comer todo endulzado. El azúcar y sus parientes enmascarados, como el jarabe de maíz de alta fructosa que ahora lo usan en casi todo y es una terrible amenaza para tu salud, están escondidos en casi todos los alimentos procesados. Estos alimentos — aparte de estar escasos de nutrientes, en cuyo procesamiento los destruyen en la comida— están llenos de azúcar para incrementar su aceptación en el mercado. Y es esta cantidad excesiva de azúcar, precisamente, la que nos mantiene en un eterno pleito casero con nuestras básculas.
En Estados Unidos, el consumo de azúcar por persona es de aproximadamente 25% de las calorías diarias; en México y Latinoamérica no hemos de andar muy lejanos de esta cifra. La Organización Mundial de la Salud recomienda que no sea más de 10% de las calorías diarias las que provengan del azúcar, pero ésta, la OMS, hace muy poco por animarnos a comer menos azúcar, pues el azúcar vende. Con el ritmo acelerado de hoy en día son más las personas que dependen de los alimentos procesados provenientes de compañías interesadas en vender y no en nuestra salud. Estas personas pasan menos tiempo cocinando alimentos sanos y enteros libres de esa arena blanco. Para enterarse de qué alimentos contienen azúcar y qué alimentos no, es importante leer los ingredientes de cualquier producto procesado que compres. Los ingredientes se listan en orden de abundancia, así que entre más cerca de la palabra ingredientes estén, mas abundan. Si dice “INGREDIENTES: agua, azúcar”, etc. lo que más contiene es agua lo cual no es un problema, pero después lo que más contiene es azúcar. Cuidado.
¿Y cómo combatir éste nuevo mal que nos afecta? Primero que nada, y muy importante, tenemos que regresar a nuestras raíces, a nuestros tacos de frijoles con chile. Una tortilla de maíz llena de frijoles y bañada en una deliciosa salsa hecha de jitomates o tomates verdes y mucho ajo, cebolla y chiles llenos de vitaminas, es extremadamente nutritiva y engorda muy poco en comparación con una hamburguesa comercial, hecha de carne de desperdicio, pan blanco desprovisto de nutrientes y con salsa “cátsup” como “ración” de vegetales.
El secreto de una figura delgada es muy sencillo: comer bien. No en exceso. Bien. Una persona que come bien (repito bien no es sinónimo de exceso) es una persona que está delgada. Si la báscula marca más de lo que quisieras, quiere decir que tus hábitos alimenticios no son buenos o digamos óptimos. Quiere decir que no estás comiendo bien y muy probablemente te estés excediendo, aunque no siempre es éste el caso. Lo que sí es siempre el caso es que no estás comiendo BIEN, pues son muy pocas las personas con desórdenes hormonales tan serios como para ser obesos aún comiendo adecuadamente.
Para ahora ya te estarás preguntando, bueno ¿y qué es comer bien o adecuadamente? A continuación te doy algunos de los secretos de las personas que se mantienen delgadas y bien nutridas y por ende, sanas:
Para empezar, comer bien comienza en la boca pues la digestión también comienza en la boca, y en la relación que tengas con la comida. Comer bien es sentarse a la mesa y tomarse un minuto para apreciar lo que vas a comer, para que tu cerebro tenga oportunidad de mandarle la señal al estómago de qué es lo que vas a ingerir y el estómago comience a prepararse para recibir el alimento, y así proceder a masticar despacio y meticulosamente cada bocado, veinte veces. Si por el contrario, eres de esas personas que todavía ni se sientan y ya están atragantándose, masticando cada bocado apenas y en menos de lo que canta un gallo ya limpiaron el plato… no estás comiendo bien. Esto no es comer bien porque, repito, la digestión comienza en la boca, al mezclar la saliva con la comida y al pasarla bien masticada. Ignorar este hecho causa problemas digestivos relacionados con el sobrepeso y la desnutrición. Es mejor esperar a que pase una crisis o evento que te haya causado estrés antes de pedirle al sistema digestivo que lidie con todas las hormonas que se lanzaron a tus intestinos al mismo tiempo que intente digerir el alimento que consumiste para nutrirte.