Los seres humanos compartimos características en común, más allá de nuestras funciones fisiológicas, intelectuales, emocionales y sociales. Como seres humanos también compartimos nuestra esencia espiritual, la cual se manifiesta a través de energía.
El Dr. David Hawkins manifiesta, en su libro “El poder frente a la fuerza (Power vs Force)” , que: “En nuestro universo interconectado, cada mejora o avance espiritual que los seres humanos logramos a lo largo de nuestro camino, mejora al mundo significativamente para cada uno de nosotros”. En este sentido, se puede decir que, los seres humanos estamos unidos espiritualmente y todas nuestras acciones, ya sean positivas o negativas, repercuten y afectan a los demás seres humanos de alguna u otra manera. De acuerdo a esto, es de vital importancia que la humanidad tome conciencia universal y acepte la gran responsabilidad que conlleva el elevar nuestra espiritualidad a niveles más altos, en beneficio de todos.
En el libro “El ojo del yo: del que nada está oculto (The eye of the I: from which nothing is hidden)” , el Dr. Hawkins, también nos habla sobre la importancia de elevar nuestra energía espiritual en beneficio de la humanidad. Nos comparte los resultados de algunas de sus investigaciones relacionadas con la energía del ser humano y su comportamiento, y cómo ésto afecta a nuestro planeta significativamente.
Así como, el hecho de que las vibraciones altas de energías, de las personas positivas, con amor y espiritualidad, ayudan a equilibrar las vibraciones bajas de energía, de personas negativas.
Como menciona en su libro el Dr. Hawkins (ídem), el hecho de que un porcentaje alto de la humanidad, 87%, tenga vibraciones en frecuencias bajas y débiles, está afectando fuertemente a nuestro planeta. Por otro lado, es importante mencionar que, para poder neutralizar las vibraciones bajas que corresponden a 90,000 personas negativas, basta con tener a una persona que no juzga a otros, con buena voluntad, y que vive y vibra en la energía del optimismo. Así mismo, si adicionalmente, una persona muestra respeto por la vida y vive vibrando en energía de puro amor, podrá neutralizar 750,00 personas que vibran bajo y que son negativas. De esta forma, conforme el nivel de espiritualidad de los individuos es más alto, el poder de contrarrestar a personas que vibran a niveles bajos incrementa. Así es como, la negatividad de 10 millones de personas que vibran a niveles bajos, puede ser neutralizada por un individuo que vive y vibra en la energía de iluminación, dicha y paz infinita. Si adicionalmente a esto, una persona vibra y vive en la energía de gracia y espiritualidad más allá del cuerpo físico, en un mundo de completa entrega espiritual, entonces contrarresta la negatividad de un número aún más grande de personas que vibran a niveles bajos, 70 millones. Pero son pocas las personas que viven y vibran en la energía de iluminación, dicha y paz infinita, se dice que son aproximadamente sólo 22 de estos sabios que viven actualmente y aún menos los que vibran y viven en la energía de gracia y espiritualidad más allá del cuerpo físico, en un mundo de completa entrega espiritual, viven actualmente aproximadamente sólo 10 de estos sabios.
Si nos basamos en este conocimiento científico aportado por el Dr. David Hawkins, nos es posible entender la importancia que conlleva la sanación espiritual de nuestro planeta, la cual inicia con la sanación espiritual de cada individuo. Esta información también nos ayuda a tomar conciencia universal, y a aceptar que los niveles de energía de los seres humanos en general, nos afectan a todos de alguna u otra manera. El hombre posee la capacidad y la fuerza necesarias para cambiar y elevar los niveles de vibración positiva que nuestro planeta necesita para ser sanado. Sin embargo, frecuentemente esa energía o luz interior que poseemos los seres humanos es ignorada, o peor aún, usada negativamente por algunos individuos. Probablemente esto sea así, porque muchos de ellos ignoran que nuestro espíritu ha tomado forma humana en este plano terrenal para aprender a amar a través de nuestras experiencias físicas, y así poder evolucionar espiritualmente. Desafortunadamente, muchos individuos creen que sólo los seres privilegiados, que, según ellos, poseen dones espirituales “especiales”, son los que se pueden acercar profundamente a Dios, conocerlo verdaderamente y evolucionar. Otros piensan que sólo los que han tenido la oportunidad de tener una formación religiosa y estar involucrados en grupos u organizaciones religiosas, pueden ser los beneficiados por la espiritualidad, la transformación y el crecimiento espiritual. La verdad es que, cualquier individuo, sin importar ninguna de estas clasificaciones, simple y sencillamente por ser hijo de Dios, goza por derecho de nacimiento de sus dones espirituales y puede disfrutar de la abundancia, del amor y las bendiciones de Dios, pues estas bendiciones son un legado espiritual para todos nosotros, sus hijos.
Invariablemente todos los seres humanos contenemos a Dios en nuestro espíritu, pasamos por las mismas etapas de crecimiento espiritual, aunque cada ser humano lo hace en su propio tiempo y en su espacio individual, lo cual lo ayudará a evolucionar a su propio ritmo. Desafortunadamente, durante este proceso de crecimiento espiritual, algunos individuos se desesperan y buscan los caminos rápidos y fáciles, para sentir que sus espíritus están avanzando hacia ese estado de paz y armonía, que casi todos anhelamos por nuestra innata naturaleza divina. Otros individuos, ignorando que éste es un proceso natural, el cual no podemos forzar, se olvidan de que su vida tiene un propósito divino, una misión espiritual; es entonces que, muchos de ellos se sumergen en el mundo del materialismo, en el cual no hay límites para saciar sus carencias espirituales. Muchos sabemos que el poder del materialismo es tan poderoso como el de un gran imán, que atrae fuertemente a la mayoría de los seres humanos y es por esto que, muchos de nosotros hemos cedido a las tentaciones del consumismo y a su irresistible atracción.