Nuestra mayor oportunidad es ahora
La mayoría de la gente se pasa la vida trabajando con el objeto de tener un mejor futuro, olvidando disfrutar el presente. Sin embargo, conseguir mejor salud es un peldaño hacia otras formas de bienestar y debe ser una de nuestras prioridades.
Después sigue, quizás, la cuestión de dinero. El dinero puede hacer mucho bien si lo usamos con sabiduría, y a veces ayuda a quitarnos ciertas preocupaciones. Sirve para comprar cosas materiales. Necesitamos casa y transporte. Hasta la educación cuesta. También nos gusta cultivar amistades. Queremos amar y ser amados. Sin embargo, el tiempo vale mucho más que todo lo demás porque sin él no tendríamos nada. El tiempo es tan precioso, porque ningún momento regresa jamás. Cómo decidimos usarlo determina nuestra calidad de vida. Desperdiciarlo en acciones perjudiciales es derrochar el regalo más grande que nos fue dado. Nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones en el presente nos ayudan a crear el futuro que deseamos.
La sabiduría de un autor desconocido sugiere aprovecharlo al máximo. Dice asi:
• Date tiempo para pensar, es la fuente del poder.
• Date tiempo para jugar, es el secreto de la eterna juventud.
• Date tiempo para leer, es la fuente de sabiduría.
• Date tiempo para orar, es el poder más grande en la tierra.
• Date tiempo para amar y ser amado, es un privilegio que Dios nos dio.
• Date tiempo para ser amable, es el camino hacia la felicidad.
• Date tiempo para reír, es la música del alma.
• Aprovecha el tiempo para dar, el día es demasiado corto para ser egoísta.
• Date tiempo para trabajar, es el precio del éxito.
• Toma tiempo para ser caritativo, es la llave del cielo.
Todos queremos sentirnos bien, ser saludables, prósperos y felices. Si lo logramos o no, depende totalmente de nosotros y de la manera de usar el tiempo. No se trata de esperar a que algo maravilloso suceda en el futuro. Cualquier cosa buena puede suceder pronto si participamos activamente en nuestro progreso. Hasta actos pequeños hacen una gran diferencia. Cada vez que bendecimos a alguien o algo, atraemos bendiciones para nosotros. Puede ser por medio de cosas simples, como disfrutar una comida con una amiga o un amigo, reírnos de un chiste, comunicar a las personas lo importantes que son para nosotros, escuchar sus historias, tomar la mano de alguien, dar y recibir abrazos, cuidar una mascota, hacer nuestro trabajo con excelencia o pasar tiempo con un ser querido.
De vez en cuando conviene estar solo, pasar tiempo en silencio, estar consciente de lo mucho que tenemos que agradecer o simplemente amándonos y aceptándonos a nosotros mismos, con todos nuestros defectos. Cada instante es importante. A veces es suficiente saber que estamos vivos. Cuanto más conscientes estemos de nuestras bendiciones, más rica será nuestra vida y tendremos aún más para compartir con los demás.
Cada día, cada momento, nos presenta nuevas oportunidades. Todas ellas son oportunidades para crecer, para vivir, para amar y para dar. ¡No las dejes pasar! Usa el tiempo con sabiduría. Es el regalo más grande que tenemos y pasa más rápido de lo que pensamos. Cuando lleguemos a la entrada al cielo, es posible que San Pedro nos pregunte qué hicimos con la vida que Dios nos dio. ¿Cuál sería tu contestación? Dirías: “No recuerdo. El tiempo pasó tan rápido. Trabajé para ganar dinero. Me divorcié de mi esposa. Gané pleitos legales. Estuve enfermo y con mucho estrés la mayor parte del tiempo, así que casi ni me di cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. No ayudé a nadie, porque nadie me ayudó a mí tampoco.”
O dirías: “Abracé a mis hijos. Cuidé a mi mamá. Cumplí todas mis promesas. Trabajé para ganarme la vida. Disfruté las cosas sencillas. Enseñé algo que puede ser útil a otros. Regué las plantas. Caminé en el parque y nadé en el mar. Jugué con mis hijos y cuidé al perro. Alabé a Dios y cuidé de mí mismo. Estoy agradecido por la vida con todos sus altibajos. Tuve oportunidades para crecer y para disfrutar, y siempre hice lo mejor que pude.”
Cada día es una oportunidad para crear algo mejor, es una oportunidad para sentir felicidad y compartirla con los demás. ¿Por qué desperdiciar el tiempo tratando de ganar la lotería? Probablemente nunca va a suceder. Son las cosas pequeñas las que cuentan, las cosas que hacemos, los momentos que disfrutamos. Es lo que aumenta nuestro bienestar. Compartir lo que tenemos es otra forma de encontrar la felicidad.
Personalmente, me encanta pasar tiempo con mi perrita chihuahua Shanti. Como todos los animales, está llena de amor incondicional. Es mi bebé, a pesar de que ya tiene casi doce años. Cuando apago la luz en la noche, ella viene corriendo y se mete debajo de las cobijas conmigo. Durante el día observo cómo se entretiene con sus juguetes. Cuando come, mueve la colita de placer. Siempre es la misma comida para perros la que le doy, pero para ella parece que es la delicia más grande del mundo. Un poquito de comida, un poco de agua, amor y protección. ¡Qué poco se necesita para ser feliz! La amo y ella me ama a mí. Nos cuidamos la una a la otra.